Una pareja británica ha sido encarcelada por cometer fraude, según han informado medios británicos como el Dailymail, The Guardian o BBC. Deborah Briton, de 53 años, y su pareja Paul Roberts, de 43, intentaron reclamar una indemnización al touroperador Thomas Cook, argumentando que ellos y sus hijos habían sufrido intoxicación alimentaria, mientras pasaban unas vacaciones en Mallorca (Baleares), en 2015 y 2016.
Las redes sociales de la pareja mostraban mensajes en los que pregonaban vacaciones “llenas de sol, risas y diversión”. Después de su viaje en junio de 2015, Briton escribió: "De vuelta a casa seguros, después de dos semanas de sol, risas, diversión y lágrimas. Nos encontramos con todos nuestros encantadores amigos que han hecho que nuestras vacaciones sean fabulosas”.
Ante la Corte de Liverpool, Briton comenzó a sollozar cuando fue sentenciada a nueve meses de cárcel, luego de admitir cuatro cargos por fraude. Su marido rompió a llorar cuando se le condenó a 15 meses de privación de libertad por los mismos cargos.
La pareja reclamaba 20.000 libras esterlinas de indemnización por las supuestas enfermedades digestivas que habrían sufrido durante su estancia en la isla mallorquina. De haber ganado el pleito, Thomas Cook habría tenido que desembolsar otras 28.000 libras, en concepto de gastos legales.
El juez David Aubrey dijo que los argumentos de Briton y Roberts eran una “farsa total”. De igual manera afirmó que todo lo que habían dicho sobre su enfermedad y la de sus hijos “era completamente falso” y agregó que las reclamaciones impuestas, en agosto del año pasado, fueron premeditadas.
Una vez finalizada la audiencia, un portavoz de Thomas Cook declaró que este es un caso particularmente serio, que refleja lo que está sucediendo en la industria de viajes del Reino Unido. “Por eso tuvimos que adoptar una posición firme, para proteger nuestras ofertas vacacionales y a nuestros clientes, de la minoría que engaña al sistema ".
Las reclamaciones por enfermedades durante el período vacacional en el Reino Unido, han aumentado en un 500% entre 2013 y 2016, según la Asociación de Agentes de Viajes Británicos.