Último fin de semana de diciembre negro para la aviación. Además del trágico accidente de un Boeing 737-800 que ha tenido lugar en Corea del Sur este domingo, hay que sumar otros dos incidentes con aeronaves ocurridos en diferentes partes del mundo, uno en Oslo (Noruega) y otro en Goffs (Canadá). No obstante, en estos dos últimos afortunadamente no ha habido víctimas mortales.

El primero de ellos ha tenido lugar este sábado y también ha involucrado a un Boeing 737-800, en este caso de la aerolínea KLM. El vuelo KL1204 cubría la ruta entre el aeropuerto principal de Oslo y Ámsterdam (Países Bajos). De acuerdo con la versión oficial de la aerolínea, cuando la aeronave despegó se escuchó un fuerte estruendo, por lo que los pilotos solicitaron un aterrizaje de emergencia, el cual les fue autorizado en el aeropuerto de Sandefjord, ubicado también en Noruega.
 


Tras efectuar el aterrizaje, el avión se salió de la pista hacia una zona de hierba y a muy baja velocidad, por lo que el incidente no fue a mayores. Los 176 pasajeros y los 6 miembros de la tripulación se encuentran bien y han sido trasladados de vuelta a Oslo. Las causas del accidente están siendo investigadas.

Por su parte, otro vuelo de Air Canada sufrió un accidente en la noche del sábado al aterrizar en el Aeropuerto Internacional de Halifax Stanfield (Canadá). En este caso, se trataba de un avión de menor tamaño, un De Havilland Canada Dash 8, cuyo ala derrapó por la pista al haber fallado en el tren de aterrizaje. Esto provocó un incendio en dicha ala.
 


La aeronave, procedente de San Juan de Terranova (Canadá), viajaba con 70 pasajeros a bordo, de los cuales ninguno resultó herido, gracias a la rápida evacuación de los mismos por parte del servicio de emergencia.