Las grandes ciudades no paran de crecer y la presencia de zonas verdes que ejerzan de pulmón dentro de las mismas se hace cada vez más necesaria. Tal es el caso de Nueva York, una de las grandes urbes del mundo por excelencia. Pero en un lugar como Manhattan, con el espacio limitado que te da una isla, hay que buscar entre los rincones más insospechados para convertirlos en parques.
Es por ello que en esta isla de la gran manzana están recuperando antiguas infraestructuras que han quedado en desuso para darles una segunda vida. Tras la transformación de fábricas, ahora es el turno de los muelles que se extienden a lo largo del río Hudson.
El muelle 54, en el que debían haber desembarcado los pasajeros del Titanic, ya ha sido elegido por el multimillonario Barry Diller para convertirse en un parque flotante de 10.000 m2 con vistas a los rascacielos de Manhattan. Todo ello en una obra de 250 millones de dólares. Ahora, el muelle 97, que quedó devastado en un incendio en 2010, seguirá sus pasos.
La firma neoyorkina de arquitectura paisajística ¡Melk será la encargada de transformar el Pier 97 en un flamante parque. Las obras, presupuestadas en 38 millones de dólares, comenzarán el próximo mes de febrero y se espera que finalicen en 2024, indican desde tendenciashoy.com.
Espacios peatonales y paseos para ciclistas se extenderán sobre una superficie de más de 12.000 m2. En el parque resultante sobre el antiguo embarcadero habrá lugar para todas las edades, ya que contará con un parque infantil. También habrá un huerto urbano, un pequeño jardín botánico y hasta un skatepark.
El parque del muelle estará conectado mediante el carril bici y el paseo con el resto del proyecto de revitalización de la ribera del río, conocido como Hudson River Park. En conjunto, el parque se extiende a lo largo de 6,4 kilómetros sobre el oeste de Manhattan y es el segundo más grande de Nueva York tras Central Park. Según sus responsables, recibe a más de 17 millones de visitantes anuales.