Diferentes olas de calor asolaron París el pasado verano, poniendo los termómetros a 44 grados. Por acontecimientos como este, la presidenta de la capital gala, Anne Hidalgo, está impulsando medidas sostenibles para combatir el cambio climático.
Según ha informado The New York Times, el ayuntamiento parisino aprobó más de 8.000 proyectos para transformar las calles de la ciudad y hacerlas más respetuosas con el medio ambiente. En concreto, se ha mejorado su acondicionamiento para los peatones y aumentado los carriles bici.
Uno de los proyectos más aplaudidos fue el cierre de algunas de las zonas de la carretera que bordea el Sena, para habilitar un parque, que en la actualidad congrega a un gran número de jóvenes y se ha convertido en uno de los lugares más integradores de París.
Ahora, Hidalgo está trabajando en la “plantación” de bosques urbanos a orillas de este río y frente a los enclaves más emblemáticos de la urbe, como es la Ópera de Garnier o el Hôtel de Ville. Sin embargo, esta medida no termina de convencer a los más ecologistas, quienes apuestan por poner coto al hormigón y no por solucionar el problema con la plantación de algunos árboles.
En esta línea, son muchas las voces que critican la masificación turística de la ciudad, que ha llevado los residentes a trasladarse a las afueras de París. Así, el Segundo Distrito parisino ha perdido al 10% de su población local desde 2015. A su vez, el precio medio de las viviendas por metro cuadrado ha superado los 11.000 dólares, lo que ha convertido a París en la tercera ciudad más cara del mundo.
Por último, la alcaldesa reparó en que su estrategia pasa por regresar al pasado, a un pasado con menos coches. "Lo que hemos emprendido es todo un programa de adaptación, de devolver la naturaleza a esta ciudad", manifestó. "Estamos tratando de construir esto alrededor del individuo. Pero el cambio es difícil”, agregó.