La masificación turística de los destinos es un problema que, si bien no es precisamente nuevo, en la actualidad está llegando a unas cotas nunca vistas, con la consecuente repercusión tanto para el viajero como, sobre todo, para el residente.

La pandemia del covid-19, que afectó al planeta entre 2020 y 2022, y las restricciones a los viajes derivadas de esta crítica situación provocaron una gran ansiedad en la población mundial, por la sensación de agobio y encierro que se generó. Si bien en ese lapso temporal de casi tres años la industria del turismo se vio seriamente paralizada, una vez encauzada la crisis sanitaria se produjo una eclosión sin precedentes en el sector de los viajes, batiéndose prácticamente todas las cifras récord que se habían alcanzado en 2019, último año de referencia previo a la pandemia. 

Así pues, desde finales de 2022 el sector turístico no ha hecho sino crecer de una forma brutal, generando a su vez una mayor sensación de saturación en diferentes destinos a lo largo y ancho del planeta. La población de estas zonas no ha sido ajena a este fenómeno, sobre todo en España, donde ya se están viviendo manifestaciones multitudinarias en diferentes puntos de su geografía, como Canarias, Cantabria o Islas Baleares.


Las redes sociales tampoco se han mostrado indiferentes ante esta situación. Si bien en muchas ocasiones se critica la idealización y mitificación de destinos y spots turísticos alrededor del globo, tanto por parte de las empresas del sector como de los propios clientes y, sobre todo, de los conocidos influencers, también ha ido proliferando un tipo de publicación-denuncia que trata de hacer llegar a la población la realidad que el crecimiento de la industria turística encierra.

En la mayoría de los casos, los usuarios suben vídeos cortos —reels— a plataformas como Instagram, Facebook o 'X'  que muestran cómo un paseo por Roma (Italia) puede convertirse en una larga y tediosa jornada de esquivas y colas, al igual que si decides visitar la kilométrica Gran Muralla China —más 21.000 km, nada menos— tendrás altísimas probabilidades de encontrarte cual sardina en lata entre almena y almena.

Otras publicaciones se encargan de mostrar paradisíacas islas del Mediterráneo, como Santorini (Grecia), “como verdaderamente son”: calles estrechas atestadas de turistas y ‘peleas’ por encontrar el mejor spot para inmortalizar el viaje.


Otra experiencia chafada puede ser la visita a Maya Bay, esa playa tailandesa catapultad a la fama mundial por el filme The Beach, protagonizado por Leonardo DiCaprio en el año 2000. La presencia masiva de viajeros que pretenden sacarse una foto frente a sus aguas turquesas y sus frondosos riscos obligó al Gobierno de Tailandia a clausurar el arenal durante al menos tres años, para dejar lugar a la recuperación del dañado ecosistema.

Otra opción turística cada vez más masificada son las rutas senderistas por grandes montañas como el Kilimanjaro (Tanzania) o el Everest (frontera entre China y Nepal). De este tipo de viaje, en principio, no cabría esperar senderos atestados de viajeros. Sin embargo, un itinerario montañero también puede acabar en atasco, como han demostrado y difundido algunos en vídeos en los que se pueden comprobar larguísimas columnas de senderistas en estos lugares inhóspitos.