Recientemente, se ha viralizado en redes sociales una imagen en la que se puede observar a un grupo de personas “acampando” en una playa paradisiaca rodeada de aguas turquesas y el mensaje ‘Simple life with Friends’ (Vida sencilla con amigos). El lema contrasta con la propia imagen en la que, sobre la arena, se observan hasta cuatro helicópteros.

Algunos lo utilizan como meme para burlarse del contraste entre la imagen y el mensaje, otros lo ven como una meta aspiracional, pero lo cierto es que es el reflejo de un nuevo producto que se está extendiendo a lo largo del globo: el heli-camping.

Y es que, en la búsqueda del lugar más aislado, la playa más paradisiaca o el más difícil todavía, han surgido viajeros dispuestos a pagar por productos que le garantizan una experiencia única: acampar en lugares aislados en los que no serán molestados porque los demás no pueden acceder.

En Camboya, Helistar ofrece vuelos charteados en helicóptero a localizaciones paradisiacas como la que encabeza este texto, como es el caso de las islas de Koh Rong, y Song Saa.

En Canadá, Glacier Helicopters, ofrece viajes especiales “para aquellos que buscan explorar más allá de donde termina el sendero”. Traslada a los campistas a parajes impresionantes.

Por su parte, en Australia, Rawnsley Park Station invita a los visitantes a vivir una experiencia única sobrevolando el espacio natural, ver la puesta de sol, cenar al lado de una fogata y dormir bajo las estrellas para, después de desayunar, volar de regreso.

Y estas experiencias no solo dependen de empresas especializadas, sino que son muchos los aventureros que cuentan con su propio helicóptero y que emprenden aventuras por libre. No obstante, no pasa desapercibido que, pese a que el camping es una actividad que habitualmente busca la sencillez y el contacto directo con la naturaleza, haya surgido un nuevo producto turístico aspiracional más complejo y costoso.

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